Hablar de libros y droga es hablar de Christiane F., una chica de la Alemania precaída del Muro hija de una familia desestructurada y heroinómana precoz, cuyos años de juventud, en los que se prostituyó para satisfacer su adicción, fueron relatados en el libro Los niños de la estación del Zoo Yo, convertido en 1981 en una película de éxito, Yo, Christiane F. Hijos de la droga (1981).
Desde que se publicara el libro, y más aún con la película, la vida de Christiane F. se ha conocido sólo de manera fragmentaria gracias al seguimiento de la prensa sensacionalista, que ha dado morbosa cuenta de sus recaídas en “el caballo”.
La publicación de Yo, Christiane F. Mi segunda vida. Una autobiografía, que en España nos llegará en enero de 2015 de la mano de Alpha Decay, nos cuenta en primera persona qué le sucedió a Christiane tras convertirse en una de las figuras más relevantes de la contracultura alemana anterior a la caída del Muro de Berlín. De las conversaciones entre Christiane F. y la periodistaSonja Vukovic nace este libro.
En 1978, cuando sólo tenía quince años, Christiane F. saltó a la fama como la primera celebridad toxicómana de Alemania. Se había vuelto adicta a la heroína unos meses antes, tras esnifar su primera raya durante un concierto de David Bowie, y a este primer contacto con los opiáceos le siguieron tristes episodios de dependencia, prostitución, exclusión social y agujas compartidas. Su historia adolescente fue recogida en una biografía editada por la revista Stern, Los niños de la estación del Zoo, y una película dirigida por UliEdel, Yo, Christiane F. Hijos de la droga (1981), pronto convertida en un hito comercial del nuevo cine alemán.
Yo, Christiane F. Mi segunda vida es la continuación del relato, en el que la propia Christiane explica en primera persona todo lo que le ha acontecido desde el éxito del biopic inspirado en sus primeros años como “yonqui estrella”: desde codearse con la fama y el underground cultural del agitado Berlín de los años 80 (desfilan el grupo Einstürzende Neubauten al completo, David Bowie, AC/DC y los primeros DJs de la escena techno) a sus años de hippie, y como eje de la confesión su lucha por apartarse, en vano, del camino de la heroína, que le ha conducido inexorablemente a la ruina física y emocional: acosada por los paparazzi, enferma crónica del hígado, desposeída de la custodia de su hijo y todavía esclavizada a un programa de metadona.