"Su trama se aplaudirá y estudiará en los talleres de escritura"
El libro de la semana: Enrique de Hériz aclara qué es y qué no 'La verdad sobre el caso Harry Quebert, un 'thriller' modélico convertido en fenómeno editorial
Hay libros que llegan a las librerías con carrerilla previa o, en casos como el que nos ocupa, ya en pleno salto a la cumbre. No sin ciertos méritos, digamos eso de entrada. Y se benefician de las posibilidades de mercadotecnia que eso genera. Nada que objetar. Al contrario: es fantástico, cuando no hay trampa, que un libro venga empujado por esa especie de imperativo, esa vox pópuli que nos ordena comprarlo, devorarlo y aconsejarlo; una especie de 'pásalo' libresco, casi un ritual social.
Es muy posible que eso vaya a ocurrir, que esté ocurriendo ya, con Joël Dicker. Bien. Quizá el lector que tenga una mínima cultura literaria se ofenda al leer las comparaciones previas con Nabokov y conPhilip Roth. Son injustas, sí, pero no con Nabokov y Roth, intocables ya, sino con Dicker. La presencia de una Lolita, aquí llamada Nola, y las decenas de guiños a 'La mancha humana', justifican la mención referencial, pero en ningún caso la comparación.
Hablemos, entonces, de lo que el libro sí es: Marcus Goldman, joven escritor en plena crisis creativa después de un éxito tremendo, decide visitar a su viejo maestro y mentor, Harry Quebert autor a su vez de una celebérrima novela en el pequeño pueblo de Aurora, New Hampshire, con la esperanza de superar allí el terror a la página en blanco. De manera casual, Goldman descubre que Quebert tuvo en el pasado una relación con una menor, Nola, cuyo cadáver aparecerá, en las páginas siguientes, enterrado en el jardín del maestro. (No te inquietes, lector, esto no es un 'spoiler'; hasta en la solapa se cuenta así.)
CON LA SOLVENCIA DE LARSSON
El argumento puede sonar previsible, pero su desarrollo en la obra no lo es. La trama de esta novela se aplaudirá y estudiará en los talleres de escritura. No es solo un buen 'thriller' más, es modélico. Tiene todos los puntos de giro en su sitio, las sorpresas se suceden como debe ser; la historia no solo avanza a muy buen ritmo, sino que crece a medida que avanza, se va volviendo más compleja, se va, por así decirlo, desafiando a sí misma. Grandes aplausos, sin el menor cinismo: sostener el interés del lector y acelerar su pulso durante más de 600 páginas no es mérito escaso. Dicker lo consigue con la solvencia de Larsson, o de los mejores libros de Marc Levy. Como ellos, paga el precio correspondiente: una inevitable sensación de artificio sólido, pero artificio al fin. Y un uso tal vez demasiado instrumental de los personajes.
Tampoco es desdeñable la ambición del autor, que vendría a ser su segunda gran virtud. 'La verdad sobre el caso Harry Quebert' se construye con una muy atrevida y bien resuelta acumulación de géneros: novela policial, historia de aprendizaje, historia de un libro dentro de un libro, novela sobre el arte de escribir novelas, historia de manipulaciones e influencias, novela sobre el deseo y el miedo¿ Cada una de ellas, bien resuelta y encajada con mimo en el conjunto. Al lector que busque el disfrute legítimo de esas virtudes hay que decirle que lea este libro. Y que lo haga pronto, antes de que el ruido, la magnitud del fenómeno le impida elaborar un juicio propio. Al que busque un uso artísticamente revolucionario del lenguaje, o una mirada única al alma de los hombres, siempre le quedarán, respectivamente, Nabokov o Philip Roth.
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