¿Un sanatorio en los Alpes? ¿Puede haber un escenario más clásico y más evocador para una novela de terror? Marie Hermanson responde
Primero, un nombre sonoro para una clínica de reposo en una novela de terror. Himmelstal. Después, un paisaje para ver desde dentro de las ventanas de la clínica: los Alpes. Nos cuenta Marie Hermanson, la autora sueca (¡no suiza, ojo!) de 'El santuario del diablo' (Siruela), que ha contado con el sonido de lo uno y el paisaje de lo otro: "Suiza es un país que siempre se ha considerado como muy pulcro y limpio; impecable. Un país que nos puede parecer demasiado bueno para ser verdad. Cosa que levanta sospechas, que nos produce una sensación de suspicacia y que nos lleva a preguntarnos qué es lo que debe ocultarse tras aquella fachada tan perfecta".
Más información: dos hermanos gemelos, Max y Daniel. Una sustitución dentro de la clínica. El reposo ya no será, lógicamente, tanto reposo. Hermanson nos habla de su visión del terror: "Creo que el género del terror ha incurrido en una excesiva concreción. Hay cada vez más sangre y más violencia explícita. Una concreción en la descripción que a mí, personalmente, no me atrae mucho. Me gusta mucho el terror clásico, como por ejemplo Lovecraft. Creo que las narraciones decimonónicas de este género resultan más eficaces al explorar los mecanismos interiores, psicológicos. Y lo que más interesa es profundizar, explorar lo que ocurre en el interior de las personas".
Empezamos con un paisaje y continuamos por el interior de las personas. La imagen simétrica de los gemelos (casi una imagen de truco, una imagen enrarecida de una identidad repetida) es la imagen especular que comienza transfiriendo la zozobra (y el tema principal del libro): "Creo que el tema de los gemelos resulta muy eficaz para describir la problemática de la identidad, de la inseguridad. No estar seguro de quién eres, de la identidad que te corresponde, es algo que genera una zozobra muy grande. En la novela se suceden constantes confusiones y malentendidos. Además, esta temática resulta muy eficaz al construir la intriga; situar a los personajes en situaciones en las que hay confusiones, malentendidos, intercambios, sustituciones etc, un recurso al que, evidentemente, se ha recurrido mucho tanto en la literatura como en el cine".
Por último, dejando de lado (dejando atrás) las mentadas paradas, una "declaración de intenciones" de la autora sueca: "Quiero que el lector experimente una sensación de suspense, que la historia le enganche y que tenga interés por seguir la historia hasta el desenlace. Pero también quiero que el lector empiece a reflexionar sobre algunas cuestiones tipo: ¿qué es la maldad? Inicio la novela con una cita de Bertold Brecht en la que dice que la maldad es en realidad únicamente una especie de incapacidad. ¿Es así? Y en tal caso, ¿cómo debemos afrontar la maldad? ¿Cómo debemos relacionarnos con la maldad?"
Álvaro Cortina | Madrid
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