El principio de Ana Karenina, de León Tolstói, es sin duda uno de los más conocidos de la literatura universal. Citado una y mil veces, queremos recordarlo hoy. Si la teoría literaria dice que en las primeras líneas de una historia debe estar condensada o intuida la trama de lo que nos van a contar, en el caso de Ana Karenina podríamos decir que lo consigue con una sola frase…
Todas las familias felices se parecen unas a otras; pero cada familia infeliz tiene un motivo especial para sentirse desgraciada.
En casa de los Oblonsky andaba todo trastrocado. La esposa acababa de enterarse de que su marido mantenía relaciones con la institutriz francesa y se había apresurado a declararle que no podía seguir viviendo con él.
Semejante situación duraba ya tres días y era tan dolorosa para los esposos como para los demás miembros de la familia. Todos, incluso los criados, sentían la íntima impresión de que aquella vida en común no tenía ya sentido y que, incluso en una posada, se encuentran más unidos los huéspedes de lo que ahora se sentían ellos entre sí.
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