Lo que cuenta Mariela, desde la osadía infantil que dispara su verborrea, matizada por ese “es un decir”, pretendida manera de limar la dureza de su interpretación del universo que le rodea, compone un relato veraz y coherente, además de tierno y sobrecogedor, de aquellos años que conformaron su educación, y determinaron su visión del mundo en el que las mujeres de su familia se echaron a la espalda el nudo del fracaso yla resignación. De su ir trenzando palabras escuchadas a medias (su padre “se equivocó de bando en la guerra”), preguntas sin respuesta (¿el abuelo?, ¿el tío?, ¿la razón de la muerte del padre?), y recuerdos, miedos y silencios, se desprende un relato en tres momentos, que alterna su voz con la de su abuela. Quizá merezca objeciones la estructura, y lo mejor esté en el lenguaje y estilo de Mariela, que exhibe virtudes embaucadoras. Lo cierto es que nos ofrece un relato abierto, tierno y demoledor, que renueva una historia mil veces oída. A Jenn Díaz no hay que perderla de vista. Y no es un decir.
miércoles, 9 de abril de 2014
ES UN DECIR JENN DIAZ
Lo que cuenta Mariela, desde la osadía infantil que dispara su verborrea, matizada por ese “es un decir”, pretendida manera de limar la dureza de su interpretación del universo que le rodea, compone un relato veraz y coherente, además de tierno y sobrecogedor, de aquellos años que conformaron su educación, y determinaron su visión del mundo en el que las mujeres de su familia se echaron a la espalda el nudo del fracaso yla resignación. De su ir trenzando palabras escuchadas a medias (su padre “se equivocó de bando en la guerra”), preguntas sin respuesta (¿el abuelo?, ¿el tío?, ¿la razón de la muerte del padre?), y recuerdos, miedos y silencios, se desprende un relato en tres momentos, que alterna su voz con la de su abuela. Quizá merezca objeciones la estructura, y lo mejor esté en el lenguaje y estilo de Mariela, que exhibe virtudes embaucadoras. Lo cierto es que nos ofrece un relato abierto, tierno y demoledor, que renueva una historia mil veces oída. A Jenn Díaz no hay que perderla de vista. Y no es un decir.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario