NOBEL DE LITERATURA 2012
Premio merecido
Su nombre es Guan Moyen y su séudonimo, Mo Yan, significa 'No hables'.
En sus novelas se mezclan la agitada historia de la China del último siglo con los ritos y tradiciones de las zonas rurales y el alma del pueblo chino
Es el segundo escritor nacido en China, tras Gao Xingjian en 2000, que obtiene el premio
El escritor Mo Yan es el ganador del Premio Nobel de Literatura 2012 "por su realismo alucinatorio, que une el cuento, la historia y lo contemporáneo", según el dictamen de la Academia sueca. El sucesor del poeta sueco Tomas Tranströmer en el galardón más importante de las letras nació en Gaomi, un pobre condado de la provincia costera de Shandong, en febrero de 1955. El ganador ha expresado a la prensa oficial su alegría aunque ha matizado que "ganar no representa nada" y que seguirá "centrado en la creación de nuevas obras".
Al fin ha sucedido, aunque nunca sabremos si la concesión del Nobel de Literatura tiene algo que ver con el ascenso imparable de China en el nuevo orden mundial, porque los académicos suecos han demostrado a menudo no ser ajenos al devenir sociopolítico del mundo, pero lo cierto "Continuaré trabajando duro, gracias a todos", ha señalado Mo en una breve entrevista a la agencia oficial China News recogida por Efe desde la residencia de su padre en la aldea de Gaomi. "Estoy aquí para ver el campo", ha dicho. Sobre la importancia del premio para la literatura china, Mo ha añadido que su país "tiene muchos autores excelentes cuyos destacados trabajos podrán también ser reconocidos en el mundo". El escritor ha mostrado su sorpresa por recibir el premio porque no se considera un autor "tan experimentado" como otros compatriotas suyos: "Mi estatus no era tan elevado". "Solo quiero seguir mi camino, concentrado en lo humano para mi propia obra", ha declarado Mo, quien ha agregado que en su pueblo se siente "tranquilo, para escribir encerrado en su habitación".
La narrativa china contemporánea ha venido abriéndose paso en el mundo occidental en los últimos tiempos, aunque siempre con carácter selectivo -e incluso minoritario en comparación con la narrativa de las lenguas occidentales-. Mo Yan es un autor poco conocido, pero muy apreciado, una especie de autor de culto varias de cuyas novelas se han traducido en España. Su acogida no parece que haya sido arrolladora, pero sí es verdad que ha ido encontrado una buena cantidad de lectores fieles, de lectores que, una vez han leído un libro suyo, han seguido leyendo los demás. O sea: un autor de culto. Ahora, gracias al Nobel, dejará de serlo y, con ello, se habrá cumplido una de las razones originales del premio, cual era la de dar a conocer obras y autores de gran entidad literaria que, por las razones que fuera, no habían alcanzado el reconocimiento universal que merecían.
Autor satírico
Mo Yan es un escritor satírico; lo es ya desde su pseudónimo, que significa. “No hables”, muy adecuado en un país donde la censura está a la orden del día. Su sentido del humor es tan imaginativo como su fantasía; es un humor duro y sin concesiones, pero hilarante, y su fantasía procede de una mezcla de la tradición china, cargada de imágenes y símbolos, con la tradición occidental. No es de extrañar, por tanto, su aprecio por la obra de García Márquez –aunque su escritura poco tenga que ver con el mundo de lo real maravilloso del colombiano-.
Mucho más tiene que ver con la de Fanz Kafka. En realidad su territorio favorito no es el absurdo sino más bien lo grotesco, donde da rienda suelta a su imaginación sin perder de vista la gran narración tradicional china, que por vez primera empezó a modificar Lu Sin y de cuyo esfuerzo proviene la poderosa libertad de la renovación de procedimientos de escritura y estructura novelesca que alcanza a conseguir Mo Yan. En su novela La república del vino encontraremos un extraordinario monólogo de Ding, su protagonista, de indudable estirpe joyceana.
Su novela Sorgo rojo fue llevada al cine por Zhang Yimou con un éxito extraordinario, pero es a partir de La vida y la muerte me están desgastando cuando el poder corrosivo de su humor y su fantasía alcanza cotas memorables y un estilo propio inconfundible. Este es uno de los premios Nobel mejor concedidos y merecidos, de esos que tapan errores o concesiones cometidos en otro tiempo. Hay al menos cuatro novelas suyas traducidas al español, así que prepárense a disfrutar de verdad con la mejor literatura.
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