viernes, 3 de mayo de 2013

'La piel extensa', antología visual de la voz de Neruda


El ilustrador Adolfo Serra recupera los versos del poeta chileno en la antología 'La piel extensa', dirigida a un público juvenil.

El poeta chileno Pablo Neruda dejó para la posteridad un torrente de versos entusiasta y colorista a los que ahora ha puesto imagen el ilustrador Adolfo Serra en la antología La piel extensa, dirigida a un público juvenil.
El libro, publicado por Edelvives, reúne cincuenta y cinco poemas en siete apartados temáticos que condensan el espíritu de la obra de Pablo Neruda (1904-1973), sus diversas épocas estilísticas y los temas que le preocupaban.
El amorLa poesíaEl marEl tiempo, Un espacio para los sentidosLa naturaleza en vuelo y Al final unas preguntas son los capítulos en los que está dividida esta antología, seleccionada por los poetas Gerardo Beltrán y Abel Murcia.
Ambos antólogos, residentes en Polonia, son conocidos en el ámbito de la poesía en español por ser los traductores de referencia de la premio nobel Wislawa Szymborska y otros poetas polacos contemporáneos.
Una pequeña introducción sitúa a Pablo Neruda en el tiempo y recuerda que el niño Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto, nacido en el pequeño pueblo chileno de Parral un 12 de julio de 1904, llegaría a lo más alto de la literatura mundial al otorgarle la Academia Sueca el Premio Nobel de Literatura en 1971 a Pablo Neruda, nombre que había adoptado muchos años atrás.
En sus Rastros de un yo oceánico, la obra atestigua su etapa como diplomático y activista político, siendo cónsul de su país en Barcelona, Madrid y Buenos Aires, así como su compromiso social en publicaciones como España en el corazón o Tercera Residencia, en los que se ven ecos de la Guerra Civil española o la Segunda Guerra Mundial.
Su activismo político le llevó al exilio entre 1949 y 1952, aunque sobre todo Neruda fue un poeta de lo cotidiano, como se refleja en Odas elementales y en sus más de cuarenta obras publicadas, por las que recibió numerosos galardones.
Aunque murió un 23 de septiembre de 1973, los poetas -según el prólogo- "no mueren como todos los demás seres humanos. Mueren un poco menos" y permanecen entre los versos de sus poemas "escondidos entre verbos y adjetivos, entre adverbios y nombres".
Para la posteridad quedarán poemas universales como los de su obra más popular: "Veinte poemas de amor y una canción desesperada", probablemente la colección de poemas de amor más leída del mundo, publicada cuando el poeta tenía solo 19 años y reeditada en incontables ocasiones.
En el apartado dedicado a sus poemas de amor, Gerardo Beltrán y Abel Murcia recuerdan que Neruda empezó a escribir poemas de amor cuando era prácticamente un niño y "siguió escribiéndolos durante toda la vida", metiendo en las palabras, como si fueran pequeñas cajas, "desde su amor adolescente hasta su último amor".
Así, en estos poemas incluyó a algunos de sus amores reales: Teresa, Albertina, Laura, Maruca, Delia o Matilde, mientras que otros amores solo vivieron en sus poemas.
Deber del poetaEl golpe o Oda al viejo poeta son algunos de los versos incluidos dentro del apartado de la poesía, mientras que entre los que ensalzan al mar destacan Yo volveréLlama el océano o Barcarola.
Oda al tiempoY cuánto vive o El olvido forman parte del apartado dedicado al paso del tiempo; Vida y muerte de una mariposa o La creación (Un espacio para los sentidos); Una rosa o Pájaro (La naturaleza en vuelo); y Por boca cerrada entran las moscas cierre el apartado titulado Y al final unas preguntas.
El turolense Adolfo Serra ha puesto imagen a los versos del poeta chileno, con unas ilustraciones coloristas y metafóricas que tratan de reflejar los sentimientos de Neruda y en muchas de las cuales aparece el propio escritor ataviado con su característica gorra.

Árboles, pájaros, mariposas y peces de todos los colores pueblan las páginas de esta antología para acompañar los versos del poeta, plagados de naturaleza y los seres que la habitan.
"En qué medita la tortuga?. Dónde se retira la sombra?. Qué canto repite la lluvia?. Dónde van a morir los pájaros?. Y por qué son verdes las hojas?", se pregunta el poeta en "Por boca cerrada entran las moscas", último verso de esta antología en la que el poeta se responde a sí mismo: "Es tan poco lo que sabemos y tanto lo que presumimos, y tan lentamente aprendemos que preguntamos y morimos".


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