Tres crímenes rituales, de Marcel Jouhandeau y traducido por Eduardo Berti, es uno de los últimos libros que ha lanzado Impedimenta. Tres casos reales, ampliamente documentados en periódicos y anales de la época, que conmovieron a la Francia de posguerra, y que Jouhandeau disecciona con habilidad de cirujano para mostrarnos los recovecos más oscuros del alma humana.
Este libro escrito en 1962, uno de los más breves de Marcel Jouhandeau, es, sin embargo, uno de los más intensos y lúcidos de su producción. El volumen Tres crímenes rituales, de aires gideanos, recoge reflexiones sobre tres de los crímenes más célebres y horrendos de su tiempo: el de los amantes de Vendôme, en el que Denise Labbé mata a su hija a causa del amor que profesa a su novio, acusado de ser el instigador; el proceso del doctor Évenou, un personaje diabólico que asesina a su mujer valiéndose de su sirvienta, Simone Deschamps, tras poner en escena una especie de ritual macabro; y el crimen del cura de Uruffe, un hombre atrapado y vencido por sus pasiones y fantasmas, quien, tras matar de un tiro a su amante, le abre el vientre y desfigura al hijo que esta llevaba en su seno.
¡Se nos ponen de punta los pelos sólo leyendo la sinopsis de este triplete de crímenes! "Marcel Jouhandeau es un autor que me sirvió de inspiración para toda mi obra”, dijo Jean Genet…
Marcel Jouhandeau nació en 1888 en Guéret (región de Lemosín) y murió en 1979 en Rueil-Malmaison. Vivió en París desde 1908 y fue estudiante en la Sorbona, donde empezó a escribir. Desde 1912 fue profesor en un colegio de Passy. Muy religioso, abrazó una forma de catolicismo de corte místico, y toda su vida osciló entre la celebración del cuerpo masculino y la vivencia mortificante de la sexualidad, hasta el punto de que, en 1914, en un arrebato y dejándose llevar por sus sentimientos contradictorios, Jouhandeau quemó todos sus escritos y trató de suicidarse.
En 1949 se casó con la bailarina Élisabeth Toulement, amiga de Jean Cocteau y de Max Jacob. Se abrió así un periodo en que se retractó de sus tendencias homosexuales para, más adelante, volver a abandonarse a ellas. Autor de más de veinte obras, entre ellas Pincegrain (1924), Monsieur Godeau marié (1933),Chaminadour (1934-1941) o Journaliers (1961-1978), por muchos tachado de maldito, antijudío y colaboracionista, está considerado un “diseccionador” del alma humana, de la que busca sus secretos mejor guardados.
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