lunes, 19 de noviembre de 2012

Cuando manda la sangre


Cuando manda la sangre

Julio César, Mahatma Gandhi y John Fitzgerald Kennedy, tres célebres líderes asesinados.
Julio César, Mahatma Gandhi y John Fitzgerald Kennedy, tres célebres líderes asesinados.
Como si la sangre tuviera otra espesura cuando procede de arriba, desde el principio de los tiempos ha ido coagulando cierta curiosidad indisimulada por el asesinato político, por la puñalada por la espalda, por la bala mágica. El panteón está lleno de estatuas rotas y una muchedumbre que mira y ahora incluso graba; por ahí pasó Gadafi. Como él, todavía con el obituario caliente, otras encarnaciones del Poder desalojadas violentamente con anterioridad aparecen interconectadas en un relato que es casi una mitología.
Pedro González-Trevijano (Madrid, 1958) se ha sentido tan atraído por ese trágico desfile de estadistas que ha decidido dedicarle su último libro:'Magnicidios de la historia' (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores). En alderedor de 300 páginas, el rector de la Universidad Rey Juan Carlos y catedrático de Derecho Constitucional analiza causas, determina consecuencias, recupera detalles del contexto sociopolítico y brinda al lector una tonificante aproximación a ejecutores y, sobre todo, víctimas. La nónima es enciclopédica: César, Marat, Lincoln, el Archiduque Francisco Fernando, el zar Nicolás II, Trotsky, Gandhi, Kennedy, Carrero Blanco y Aldo Moro.
"Si nos dieran lápiz y papel, podríamos esbozar hasta 100 magnicidios", afirma Pedro González-Trevijano
"Es una idea de hace tiempo", comenta el autor sobre el origen del trabajo. "En esta última década tenía en mente publicar una trilogía más allá de los temas del Derecho Constitucional o Derecho Político, que es mi actividad profesional. En 2006 publiqué 'La mirada del poder', una reflexión política vinculada al arte; después, hace un par de años, 'Dragones de la política' y ahora, finalmente, este 'Magnicidios de la historia'".
Apoyado en citas de nombres esenciales de la literatura y el pensamiento, y con un tono divulgativo que lo alinea con los inolvidables 'Pasajes de la historia' de Juan Antonio Cebrián, González-Trevijano ha invertido dos años en reconstruir la biografía de otros. La de 10 dirigentes que con su vida y muerte cambiaron la Historia. La de mártires involuntarios a través de los que es posible descifrar el estallido de la I Guerra Mundial, la Revolución Rusa, el fin de colonialismo, la Guerra Fría, el ocaso del franquismo y la irrupción del terrorismo en Europa.Acontecimientos clave de nuestra era que deberían ser de interés para todos los públicos.
"'Magnicidios de la historia' no es una novela histórica", advierte el también vocal de la Junta Electoral Central y doctor honoris causa por tres universidades iberoamericanas. "No tengo gran respeto por las novelas históricas, aunque sí por novelistas excepcionales como Gore Vidal. Éste es un libro entre comillas culto, con cierta dosis de erudición, pero escrito para que pueda acercarse a él cualquier persona que tenga una formación media, le guste la narración política y tenga ciertas inquietudes de lo que pudo pasar. Al final, cuando uno escribe un libro, no lo hace para que lo lean 10 ó 12 personas alejadas de lo que es la sociedad en su conjunto".

Consecuencias prácticas del asesinato

¿Qué criterios ha seguido para seleccionar? "Seguramente, si nos dieran un lápiz y un papel, en una tarde podíamos esbozar no menos de 50 ó 100 magnicidios", admite González-Trevijano. "¿Por qué se eligen estos personajes? En algunos casos, por el convencimiento de que fueron históricamente relevantes; en otros, por cierta empatía. Es verdad que no todos los personajes son iguales. Transcurridas las primeras semanas del fallecimiento de algunos de ellos, y vistas con la perspectiva del tiempo, las consecuencias prácticas de su asesinato fueron nulas". Y cita a Marat, incluido en el volumen, y a la emperatriz Sissí de Austria, finalmente descartada.
Puede que a bote pronto magnicidio remita al '¿Tú también, Bruto?' a pies de la estatua de Pompeyo y al descapotable que frena en la plaza Dealey de Dallas. González-Trevijano, en cualquier caso, se queda con su admirado Lincoln. "Me parece un personaje verdaderamente formidable. Al margen de que el magnicidio fue tremendo, el contexto político en plena Guerra de Secesión es apasionante… Creo que los EEUU de hoy no serían como son si el presidente no hubiera sido Lincoln. La preservación de la unidad del país es lo que permitirá en el siglo siguiente todo su poderío económico y desarrollo político como gran potencia mundial".
Subrayado especial merece la muerte a manos de ETA del almiranteCarrero Blanco, cuota autóctona en la recopilación. "He querido recoger la muerte de un presidente del Gobierno de España. Ha habido varios: se asesinó a Canalejas, a Cánovas del Castillo, a Prim y a Eduardo Dato", recuerda el autor. "A mi juicio, la muerte de Prim y de Dato fueron seguramente con el transcurso del tiempo bastante más importantes que las consecuencias políticas de la muerte de Carrero Blanco. Es verdad que éste era el alter ego de Franco y que estaba destinado a preservar las esencias del régimen. Pero una vez fallecido el general, el franquismo estaba herido de muerte. La Transición política era imparable".
Anuar el Sadat, Olof Palme, Benazir Bhutto, el mencionado Gadafi... El listado de grandes líderes defenestrados ha seguido incrementándose más allá del 1978 en el que concluye el repaso de González-Trevijano, con el asesinato de Moro. Y con él, la sed de información, el interés por ensanchar el misterio con datos nuevos. "Por ejemplo, yo no sabía hasta hace poco tiempo que Carrero Blanco tenía ciertas facultades para pintar. Desconocía los dibujos de edificios, caballos, paisajes y barcos que hacía en las sesiones del Consejo de Ministros", indica el rector, quien sin embargo es consciente de que "grandes novedades en relación a estos personajes quedan pocas. Las grandes causas de los asesinatos y los artífices de los mismos, salvo que uno sea un romántico enamorado de la teoría de la conspiración, están ya muy asentadas".

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