martes, 20 de noviembre de 2012


Pasiones Oceánicas:Sarah Lark a caballo entre España y Nueva Zelanda

Nueva Zelanda y los caballos son las dos grandes pasiones de esta alemana residente en España que, tras triunfar a lomos de “En el país de la nube blanca”, se apresta a repetir la experiencia con “La canción de los maoríes” (Ediciones B). texto MARICARMEN RAMBLERO foto ASÍS G. AYERBE
● Su infancia estuvo marcada por su pasión por los caballos. Su primera palabra fue, precisamente, “caballo”. Aprende a montar con 9 años y a los 20 ya gana premios.
● Por esta época, se hace un nombre como autora de libros sobre caballos con mucho éxito. Ha escrito más de un centenar.
● Si le mentan El hombre que susurraba al oído de los caballos, se encabrita. Le parece un cuento chino: “Un caballo maltratado tiene un trauma y lo que hay que hacer no es susurrarle memeces cinco minutos al día sino trabajar durante años”.
● En los 1990 trabaja como guía turística en Nueva Zelanda. Tratar más a personas que a caballos provoca en ella reacciones encontradas. Las relaciones humanas se le aparecen como un hipódromo extraordinario, también a veces como un establo. Es entonces cuando nace la idea de empezar a escribir novelas.
● Es una mujer a la que le gusta ir poco a poco. Empieza por escribir algunas novelas juveniles. Firma estos libros con su verdadero nombre, Christiane Gohl.
● A comienzos de 2000 se viene a España para cumplir su sueño y compra el cortijo Molino de la Higuera, cerca de Mojácar. Entra en contacto con el ajo colorao y acoge a animales que van a ser sacrificados. Durante años, Lark dedica a los caballos casi el total de sus ingresos.
● En 2007 publica en Alemania En el país de la nube blanca, comienzo de su trilogía ambientada en la Nueva Zelanda colonial. Su editorial, Lübbe, le recomienda usar el seudónimo de Sarah Lark para evitar que los libreros la encasillen como “la autora de los caballos”.
● Galopa hacia el éxito. La novela relincha rápidamente en las listas de más vendidos y empieza a cosechar críticas entusiastas: “Grandiosa saga sobre la colonialización de Nueva Zelanda y la cultura de los maoríes”, publica Der Spiegel; “Una saga fascinante”, dice la influyente revista femenina Für Sie.
● En 2009, Lark culmina la publicación de su trilogía en Alemania: En el país de la nube blanca, La canción de los maoríes y El canto del kiwi. Más de 2.500.000 de ejemplares vendidos la convierten en el mayor éxito literario de los últimos años.
● Convertida en una autora best seller, Lark ve la posibilidad de ampliar su labor con los caballos. Ahora tiene más de quince (muchos de ellos enfermos, con enormes gastos veterinarios) en su cortijo, más burros, mulas, gatos… ¡De todo!
● En abril de 2011, Ediciones B publica en España En el país de la nube blanca. La tirada inicial es de 10.000 ejemplares. Una apuesta media a caballo colocado.

La canción de los maoríes
Sarah Lark
Ediciones B
704 págs. 21,50
● Rápidamente, el punto de venta empieza a emitir señales positivas. Los libreros tienen su corazoncito: “Conforme paso las páginas siento que no voy a leer nada parecido en mucho tiempo”, afirman desde Babel Libros (Granada); “Personajes bien perfilados, una ambientación exótica y una trama que engancha. ¿Qué más se puede pedir?”, comentan desde Casa del Libro (Madrid).
● Los 10.000 ejemplares se agotan en pocas semanas. Empiezan las reimpresiones. A los diez meses, la novela roza los 200.000 ejemplares.
● En La canción de los maoríes, las protagonistas vuelven a ser dos mujeres, las primas Elaine y Kura. Su dilema es si deben obedecer las convenciones encorsetadas de la metrópoli inglesa o dejarse seducir por la llamada del pueblo maorí y vivir una vida más libre.
● Conocemos a Lark en su visita promocional a Madrid. Tiene apariencia de alemana fría, pero en el momento en que abre la boca se vuelve cercana y accesible con su castellano regular, como el de Cruyff más o menos. Enseña las fotos de los caballos en su iPad con el arrobo que otro enseñaría la de sus hijos. Un día lejos de Almería y ya los echa de menos. Le encanta el sol y no se plantea volver a Alemania ni en broma.

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