martes, 27 de noviembre de 2012

NOMBRE DE PERRO DE ELMER MENDOZA

En algunas regiones de México la vida humana vale menos que una piedra. Las guerras entre las bandas de narcotraficantes son frecuentes para controlar los canales de distribución y el mercado de las drogas. Losasesinatos múltiples, los secuestros y la violencia están a la orden del día. Impera la corrupción a todos los niveles y el caos. Nadie puede hacer nada frente a ese mundo, excepto Edgar Mendieta, más conocido como El Zurdo. A sus cuarenta y cuatro años este agente mexicano de la PME, se acaba de enterar de que tiene un hijo de 18 años, de nacionalidad americana, que desea seguir sus pasos y convertirse en policía. Susana Luján, la madre, va a ver a El Zurzo para que disuada al hijo de ambos y retome los estudios. De esta forma podrá ir a la universidad y ser un hombre de provecho.
Mientras, Edgar debe investigar el asesinato del dentista Humberto Solís. Su cuerpo cosido a balazos apareció en la consulta. La víctima recibió dos tiros en el pecho y ocho en el abdomen. Los homicidas se ensañaron con él y el móvil del crimen no fue otro que el hecho de que se negase a atender a un delincuente que padecía un horrible dolor de muelas. El cirujano, al comprender que tenía las encías inflamadas, le comentó que era imposible operarle hasta que no le bajase la hinchazón.
Asimismo, los jefes de los diferentes cárteles deciden reunirse a petición de Samantha Valdés con el objetivo de alcanzar una tregua y cesar las hostilidades entre las bandas. Sin embargo, durante la reunión asesinan a Mariana Kelly, la amante de Samantha. ¿Quién ha cometido el crimen? ¿Y por qué? Esas dos preguntas las deberá resolver El Zurdo junto a su inseparable compañero de armas Gris Toledo.
Élmer Mendoza en la novela Nombre de perro relata de forma magistral el lado oscuro de la condición humana. Asesinos, drogadictos, prostitutas, sicarios y narcos nos reflejan un submundo al margen de la ley, donde imperan las leyes de la crueldad y de la codicia. Personas sin alma que no dudan en arrebatársela a otros y que viven en un entorno de marginalidad en el que son capaces de enseñar a sus propios hijos, menores de edad, a asesinar. Retrato duro y descarnado que proyecta su sombra sobre una realidad que desgraciadamente existe. La prosa de Mendoza resulta ágil en las descripciones y despliega naturalidad.
Nombre de perro es una crítica a la violencia que puede adoptar multiplicidad de formas y denuncia la muerte de inocentes. Es un espejo de lo que está ocurriendo en algunos países latinoamericanos con los cárteles de la droga. En algunos momentos su grado de crudeza e irracionalidad recuerda a El poder del perro (aquellos niños a los que lanzan desde lo alto del puente) de Don Winslow. Traiciones, luchas de poder, sed de sangre, pasión, venganzas y ajustes de cuentas son algunos de los ingredientes que el lector encontrará a lo largo de las páginas de Nombre de perro.

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